El futuro de la agricultura: cómo Agrifields construye un ecosistema de insumos agrícolas centrado en el agricultor

Amit Gupta cree que el futuro de la agricultura reside en un nuevo tipo de agricultura. Una que equilibre altos rendimientos con resiliencia climática mediante la aplicación de los nutrientes adecuados según las necesidades específicas del suelo y los cultivos. Gupta, cofundador y director ejecutivo de Campos agrícolas, una empresa de fertilizantes y fosfatos, comparte su visión para transformar las prácticas tradicionales de insumos agrícolas.

En esta entrevista exclusiva, Gupta analiza la urgente necesidad de nuevas estrategias que prioricen la salud del suelo, la importancia de modelos de negocio inclusivos y centrados en los pequeños agricultores, y por qué la innovación en tecnología agrícola debe tener un propósito. Con la misión de impulsar a las comunidades rurales, enfatiza la capacitación de agricultores, la gestión ambiental y el papel de tecnologías como los biofertilizantes en la construcción de un futuro agrícola más resiliente.

ABG: ¿Cómo puede evolucionar la industria de fertilizantes para apoyar tanto la productividad de los cultivos como la salud del suelo a largo plazo, especialmente en regiones que enfrentan el agotamiento de nutrientes?

Amit Gupta, Agrifields

Amit Gupta (AG): Equilibrar un alto rendimiento de los cultivos con la salud del suelo a largo plazo se ha convertido en el principal desafío para la industria moderna de fertilizantes. El uso excesivo de nitrógeno, fósforo y potasio convencionales ha sido la norma durante mucho tiempo, pero ha generado importantes inconvenientes: desequilibrios nutricionales, acidificación del suelo y el agotamiento lento pero constante de las tierras de cultivo. Este ciclo es insostenible. Tan solo en Estados Unidos, casi un tercio del nitrógeno añadido a los campos de maíz se destina únicamente a compensar la pérdida de fertilidad, lo que incrementa los costos y la presión ambiental sobre los agricultores.

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Para romper este ciclo, la industria está avanzando hacia lo que se conoce como nutrición vegetal responsable. Este enfoque holístico integra varias innovaciones clave. La agricultura de precisión, impulsada por inteligencia artificial (IA), drones y sensores, permite a los agricultores aplicar insumos con precisión quirúrgica, minimizando los residuos y la escorrentía ambiental.

Como complemento, se encuentran productos de nueva generación como biofertilizantes y nanofertilizantes, que no solo mejoran la eficiencia nutricional, sino que también reconstruyen activamente el microbioma natural del suelo. De cara al futuro, el futuro de la agricultura sostenible se basará en la producción de fertilizantes bajos en carbono —como el amoníaco verde o azul— y en un compromiso renovado con prácticas fundamentales como la diversificación de cultivos y el análisis exhaustivo del suelo.

ABG: ¿Cuáles son algunas formas efectivas en que las agroempresas pueden integrar el crecimiento comercial con el impacto social, particularmente cuando trabajan con pequeños agricultores?

AG: Para lograr crecimiento comercial y un impacto social significativo, el sector agroindustrial debe ir más allá de las relaciones transaccionales con los pequeños agricultores. El enfoque más exitoso es tratarlos como socios, no solo como clientes. Esto comienza con la cocreación de soluciones adaptadas a los desafíos específicos que enfrentan los pequeños agricultores, como las precipitaciones impredecibles, la mala salud del suelo y el acceso limitado al mercado.

Por ejemplo, la combinación de insumos esenciales con servicios de asesoramiento especializado y garantías de recompra ayuda a reducir el riesgo agrícola para los productores y, al mismo tiempo, garantiza un suministro constante para el negocio.

Construir este modelo basado en la confianza también requiere abordar una barrera crítica: el acceso a la financiación. Al ofrecer modelos de pago diferido, fertilizantes vinculados al crédito o colaborar con startups de tecnología financiera agrícola, las agroindustrias pueden empoderar a los agricultores para que inviertan en insumos de calidad sin la carga de un flujo de caja inmediato. Esta estrategia no solo fomenta la lealtad, sino que también impulsa la productividad, alineando directamente la rentabilidad comercial de una empresa con la mejora de las condiciones de vida de los agricultores.

Finalmente, la base de esta alianza es el desarrollo de capacidades. Los programas de capacitación que educan a los agricultores sobre la nutrición del suelo, las prácticas sostenibles y el manejo poscosecha son esenciales para un cambio de comportamiento a largo plazo. Cuando este conocimiento se combina con un acceso confiable a insumos y mercados, se crea un poderoso círculo virtuoso de adopción y escala, demostrando que hacer el bien también puede ser beneficioso para los negocios.

ABG: ¿Cómo deberían las empresas de tecnología agrícola abordar la innovación para los mercados de pequeños productores donde la infraestructura, la asequibilidad y la alfabetización digital pueden variar significativamente?

AG: Para servir verdaderamente a los pequeños agricultores, las empresas de tecnología agrícola necesitan una nueva mentalidad: innovación frugal. Esto implica diseñar soluciones que prioricen la asequibilidad, la accesibilidad y la adaptabilidad por encima de la sofisticación de alta gama. En lugar de aplicaciones complejas, las tecnologías eficaces suelen priorizar la movilidad, el bajo ancho de banda y estar localizadas según el idioma, reconociendo el acceso limitado a internet en las zonas rurales. Herramientas sencillas como los sistemas de asesoramiento basados en IVR, los chatbots de WhatsApp o las alertas SMS básicas han demostrado ser más eficaces y ampliamente adoptadas.

Superar las deficiencias de infraestructura también es clave. Las soluciones más exitosas suelen funcionar sin conexión o utilizan modelos híbridos que combinan la tecnología con un toque humano. Los intermediarios locales, como agentes de campo o emprendedores locales, son esenciales. Superan la brecha entre la tecnología y el ser humano, ayudando con la incorporación, generando confianza y brindando retroalimentación en tiempo real que ayuda a perfeccionar el producto.

El crecimiento depende de alianzas estratégicas. La colaboración con programas gubernamentales de extensión, organizaciones de productores agrícolas (OPA) y ONG permite a las empresas de tecnología agrícola aprovechar las redes existentes para la distribución y la capacitación, lo cual es crucial para escalar. Ofrecer soluciones modulares también ayuda, permitiendo a los agricultores comenzar con un servicio básico y adoptar gradualmente más funciones, como recomendaciones de insumos de precisión, a medida que se familiarizan con el uso.

En definitiva, las empresas de tecnología agrícola más exitosas son aquellas que priorizan los problemas, no el producto. Al diseñar con empatía y escalar mediante alianzas, pueden impulsar una verdadera transformación en el ecosistema de los pequeños productores.

AB: ¿Qué papel desempeña la educación de los agricultores a la hora de ampliar la innovación agrícola y cómo pueden los líderes de la industria garantizar que la capacitación se traduzca en un cambio de comportamiento a largo plazo?

AG: A medida que la innovación agrícola se acelera, también debe hacerlo la educación de los agricultores. Sin embargo, los talleres tradicionales y puntuales ya no son suficientes. Para impulsar un cambio duradero, la capacitación debe ser continua, relevante y arraigada en la comunidad.

Evidencias recientes demuestran que el aprendizaje entre pares es mucho más efectivo que la instrucción vertical. Cuando agricultores progresistas actúan como mentores y anfitriones de demostraciones, generan confianza y logran mayores tasas de adopción. Este enfoque, combinado con idiomas localizados, contenido visual y módulos de microaprendizaje para dispositivos móviles, garantiza que la información sea accesible y atractiva.

Para generar un impacto sostenido, los líderes del sector deben vincular la educación directamente con resultados tangibles, como mejores rendimientos, mejor acceso al mercado o reducción de costos. Documentar estos casos de éxito es vital para generar confianza y demostrar el valor de las nuevas prácticas. Ya estamos viendo ejemplos convincentes de ello a través de colaboraciones público-privadas, como la iniciativa PM-PRANAM de la India, que integra la capacitación en programas de incentivos más amplios. El objetivo es convertir el aprendizaje en una parte fundamental del éxito de un agricultor, no solo en un evento aislado.

ABG: En su opinión, ¿cuáles son los cambios más urgentes que se necesitan en el sector mundial de insumos agrícolas para que sea más resiliente al clima y esté preparado para el futuro?

AG: El sector de insumos agrícolas se enfrenta a una urgente necesidad de evolucionar. El antiguo modelo de priorizar la productividad a toda costa ya no es sostenible. El camino a seguir reside en una nueva estrategia que equilibre los altos rendimientos con la resiliencia climática. Un primer paso crucial es adoptar soluciones de nutrientes de precisión, pasando de las aplicaciones generalizadas a un enfoque específico basado en la salud del suelo y las necesidades específicas de los cultivos. Iniciativas como el programa PM-PRANAM de la India ofrecen un modelo sólido para implementar esta fertilización equilibrada a gran escala.

Más allá de la precisión, la industria debe acelerar la adopción de alternativas de origen biológico y bajas en carbono, como los biofertilizantes y el amoníaco verde. Esto requerirá una sólida I+D y marcos regulatorios favorables. También podemos impulsar la resiliencia localizando la producción de insumos clave, lo que reduce tanto los riesgos en la cadena de suministro como el impacto ambiental.

Para apoyar verdaderamente a los agricultores, estos nuevos insumos deben combinarse con un apoyo proactivo. Esto implica integrar herramientas de gestión del riesgo climático y servicios de asesoramiento para ayudarlos a afrontar condiciones climáticas impredecibles y suelos degradados. Este enfoque holístico requiere una estrecha colaboración entre proveedores privados de insumos agrícolas, empresas de tecnología agrícola e instituciones públicas.

En definitiva, la resiliencia climática ya no puede considerarse una mera cuestión de cumplimiento. Debe convertirse en un pilar estratégico para el crecimiento, impulsando la innovación y profundizando la participación de los agricultores, especialmente en las regiones más vulnerables al cambio climático.