El factor suelo y el reto de la sostenibilidad en las políticas agrícolas europeas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen decisión en febrero Retirar la Ley de Reducción de Pesticidas SUR, cuyo objetivo es reducir el uso de pesticidas en 50% y prohibir los pesticidas más letales para 2030, fue visto en el sector biológico como una oportunidad perdida. Si bien se reconoce la importancia de incorporar las necesidades y perspectivas de los productores agrícolas en el debate, es imperativo priorizar la agilidad en la realineación de la política agrícola de la UE. El debilitamiento de las políticas que promueven la reducción de pesticidas y la agricultura sostenible amenaza la salud del suelo y, a su vez, la resiliencia climática y la productividad agrícola.

Esta resolución se produjo en el contexto del Pacto Verde Europeo y el marco De la granja a la mesa, tras semanas de protestas de agricultores insatisfechos con las regulaciones medioambientales de la UE. Lo que podría haber sido un paso significativo hacia la implementación de políticas más sostenibles fue, para muchos, una oportunidad perdida en el progreso de la agricultura europea, especialmente en un momento en el que la necesidad de prácticas agrícolas sostenibles nunca ha sido más evidente.

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En el escenario actual de cambio climático, la gestión de nuestros recursos naturales ha adquirido una urgencia sin precedentes. Hay que recordar que el suelo es un recurso no renovable que sustenta la vida en nuestro planeta. La erosión de las políticas que promueven la reducción del uso de pesticidas y la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles pone en peligro directamente la salud del suelo y, en consecuencia, la resiliencia climática y la productividad agrícola. Por un lado, la salud del suelo es esencial para la productividad agrícola, la eficiencia en el uso del agua y la resistencia a enfermedades y plagas. Por otro lado, el uso de productos químicos afecta la capacidad del suelo para actuar como sumidero de carbono, exacerbando así el problema del cambio climático.

Por lo tanto, es necesario acompañar y apoyar a los agricultores, que están en la primera línea de los impactos del cambio climático, en la transición hacia prácticas que promuevan la resiliencia del suelo. Asimismo, es crucial reconsiderar las políticas que incentivan las prácticas agrícolas sostenibles y, simultáneamente, invertir en investigación y herramientas legislativas para agilizar el proceso de registro, facilitando así el desarrollo más rápido de soluciones de control biológico.

En esta coyuntura crítica, la Unión Europea propuso revisar y mantener abierto el debate para reenfocar y alinear su política agrícola con los objetivos del Pacto Verde Europeo, incorporando las necesidades y perspectivas de los productores agrícolas. Respaldamos esta visión recordando que es necesario un cambio en la gestión de las prácticas agrícolas, donde la salud del suelo representa nuestra mejor inversión en seguridad alimentaria y nuestro bienestar futuro. La salud de las personas, los animales y los ecosistemas está estrechamente interrelacionada y, para abordar los desafíos actuales, todas las partes involucradas deben colaborar conjuntamente para lograr lo que ningún sector puede lograr por sí solo. La decisión de la Comisión Europea debe verse como una oportunidad para explorar las estrategias más efectivas para lograr una agricultura sostenible y resiliente, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad para los productores y manteniendo los objetivos a largo plazo para 2050.

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