El director ejecutivo de Futureco Bioscience explica por qué crecerá el mercado de bioestimulantes

AgriBusiness Global, habló con Rafael Juncosa, presidente y director ejecutivo de ciencia biologica de futureco, para hablar sobre el futuro de los bioestimulantes y los factores que favorecerán el crecimiento de este segmento de mercado.

ABG: Dado el ritmo actual del cambio climático, en su opinión, ¿cuáles son los factores o riesgos más desafiantes que enfrentarán la agricultura y la producción de cultivos en el corto plazo?

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Rafael Juncosa: Al considerar los desafíos a corto plazo que enfrentan la agricultura y la producción de cultivos debido al ritmo actual del cambio climático, varios factores críticos pasan a primer plano. La escasez de agua es quizás uno de los problemas más apremiantes, cuya disponibilidad impredecible provoca sequías en algunas regiones e inundaciones en otras, lo que afecta directamente el crecimiento y la sostenibilidad de los cultivos. Además de esto, estamos siendo testigos de un cambio en la presión de plagas y enfermedades a medida que las temperaturas más cálidas y los patrones de precipitación alterados expanden los hábitats de muchas plagas y patógenos, lo que plantea riesgos significativos para la salud y la productividad de los cultivos.

Otro desafío considerable es el estrés por calor, que, debido al aumento de las temperaturas, puede provocar tasas de crecimiento reducidas, floraciones deficientes, caída de las flores, menores rendimientos y una calidad de los cultivos comprometida. Esto es particularmente preocupante para los cultivos que tradicionalmente no están expuestos a temperaturas tan altas, lo que afecta sus procesos fisiológicos y su salud en general.

Estos problemas se ven agravados por la degradación del suelo, donde los fenómenos meteorológicos extremos aceleran la erosión del suelo, reduciendo la fertilidad y la capacidad de retención de agua, desafiando así las prácticas agrícolas sostenibles y la seguridad alimentaria.

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Además, la sincronicidad entre la floración de los cultivos y la actividad de los polinizadores se está alterando, lo que pone en riesgo el éxito de la polinización y conduce a una reducción del rendimiento de los cultivos, con implicaciones más amplias para la producción de alimentos y la biodiversidad.

ABG: Teniendo en cuenta los desafíos climáticos, ¿qué estrategias o soluciones se pueden emplear para salvaguardar la agricultura y mejorar la resiliencia de los cultivos?

Rafael Juncosa, Futureco Biociencia

RJ: A partir de la experiencia de Futureco Bioscience, es esencial adoptar un enfoque multifacético para abordar los desafíos que plantea el cambio climático a la agricultura. Una estrategia clave es la integración de bioestimulantes, que refuerzan la resiliencia de las plantas ante factores estresantes como la sequía y el calor, contribuyendo directamente a mejorar el vigor de los cultivos y la estabilidad del rendimiento.

Un elemento central de nuestra estrategia es la plataforma Genomaat, que emplea un enfoque metagenómico para comprender en profundidad el ecosistema del suelo. Al analizar la comunidad microbiana del suelo, Genomaat facilita una solución holística y personalizada que no solo mejora la salud y la productividad de las plantas, sino que también nutre la biodiversidad del suelo y restaura la integridad de la comunidad ecológica del cultivo. Este enfoque personalizado garantiza que las intervenciones estén alineadas con precisión con las necesidades específicas de cada ecosistema agrícola, fomentando así prácticas sostenibles que son cruciales para mitigar los impactos del cambio climático en la agricultura. Esta estrategia integral subraya la importancia de adoptar herramientas y tecnologías científicas avanzadas para asegurar un futuro agrícola resiliente.

ABG: ¿Qué tipos de bioestimulantes se han mostrado más prometedores para mejorar la resiliencia de los cultivos a los factores estresantes inducidos por el cambio climático y cómo funcionan?

RJ: Ante el cambio climático, el sector agrícola recurre cada vez más a los bioestimulantes como medio para reforzar la resiliencia de los cultivos frente a una variedad de factores ambientales estresantes. Entre los más prometedores, los osmoprotectores como la prolina y la glicina betaína se destacan por su capacidad para ayudar a las plantas a mantener el equilibrio hídrico celular bajo estrés por sequía y salinidad, esencialmente salvaguardando las estructuras celulares y las enzimas y mejorando así la tolerancia al estrés.

Los extractos de algas marinas son otro grupo fundamental y ofrecen una rica fuente de antioxidantes y hormonas como citoquininas, giberelinas y auxinas. Estos extractos naturales estimulan el crecimiento, mejoran la absorción de nutrientes y fortalecen las plantas contra desafíos bióticos y abióticos, lo que las hace invaluables en condiciones de estrés.

Los ácidos húmicos y fúlvicos contribuyen significativamente a la salud del suelo, mejorando la estructura, la retención de agua y la disponibilidad de nutrientes, lo que a su vez favorece un crecimiento más robusto de las plantas. La interacción de estas sustancias con el suelo y las raíces de las plantas estimula el desarrollo de las raíces y mejora la resiliencia general de las plantas.

Los inoculantes microbianos también desempeñan un papel fundamental en la mejora de la salud de las plantas mediante una mayor absorción de nutrientes y una mayor resistencia al estrés ambiental. Estos microorganismos pueden transformar la capacidad de la planta para resistir condiciones adversas reforzando su resiliencia natural.

Además, los productos protectores solares se han convertido en herramientas esenciales para gestionar la eficiencia en el uso del agua y proteger a las plantas de los efectos dañinos de la luz solar excesiva y la radiación ultravioleta. Al mitigar el estrés por calor, permiten a las plantas conservar energía y mantener procesos fisiológicos en condiciones difíciles.

Estos bioestimulantes representan una confluencia de naturaleza y tecnología, y ofrecen al sector agrícola nuevas vías para mejorar la resiliencia de los cultivos. A medida que los patrones climáticos continúen cambiando, la adopción de tales bioestimulantes será crucial para garantizar la producción sostenible de alimentos y asegurar nuestro futuro agrícola.

ABG: El suelo juega un papel fundamental en el manejo del estrés abiótico en el campo. ¿Cuáles son los aspectos más cruciales de la salud del suelo en los que debemos centrarnos y por qué se considera que la biodiversidad es el área más descuidada pero crítica para recuperar?

RJ: La salud del suelo es fundamental para mitigar el estrés abiótico en los cultivos, siendo su estructura, contenido de materia orgánica, capacidad de retención de agua y biodiversidad aspectos clave en los que concentrarse. Estos elementos trabajan juntos para crear un ecosistema resiliente capaz de sustentar el crecimiento de las plantas en diversas condiciones de estrés.

La biodiversidad, sin embargo, destaca como el aspecto más crucial, aunque a menudo pasado por alto, de la salud del suelo. Abarca la variedad de organismos dentro del suelo, incluidos microbios, hongos, insectos y más. Estos organismos desempeñan funciones fundamentales en el ciclo de nutrientes, la supresión de plagas y enfermedades y la descomposición de la materia orgánica. También contribuyen a la formación de la estructura del suelo y a la regulación del ciclo del agua.

En el contexto de abordar el estrés abiótico, la introducción de bioestimulantes microbianos como Hydromat y Radisan puede reforzar significativamente el papel de la biodiversidad del suelo. Hydromat, un bioestimulante microbiano basado en un Ensifer meliloti cepa, induce tolerancia al estrés hídrico, ayudando a las plantas a utilizar mejor la humedad disponible y a mantener funciones fisiológicas en condiciones de sequía. Esta capacidad es particularmente vital ante la creciente variabilidad climática, mejorando la eficiencia en el uso del agua y garantizando que los cultivos puedan sobrevivir y prosperar con menos agua. Radisan se centra en el desarrollo de las raíces mejorando la dinámica y la función de la rizosfera. Aprovecha los metabolitos de las bacterias beneficiosas para mejorar el crecimiento y la estructura de las raíces, facilitando una mejor absorción de nutrientes y agua. El sistema de raíces mejorado, a su vez, favorece un crecimiento más fuerte de las plantas y su resiliencia frente a diversos tipos de estrés abiótico, incluidas las deficiencias de nutrientes y la compactación del suelo. Al centrarse en estos aspectos de la salud del suelo e incorporar soluciones innovadoras como Hydromat y Radisan, la agricultura puede avanzar hacia prácticas más sostenibles y resilientes. Estas estrategias no sólo combaten los desafíos inmediatos que plantea el cambio climático sino que también contribuyen a la salud y la productividad a largo plazo de los ecosistemas agrícolas.

ABG: Dado el papel esencial de los bioestimulantes en la agricultura climáticamente inteligente, ¿cómo puede la industria aumentar la confianza en la eficacia y confiabilidad de estos productos, que sigue siendo una de las principales barreras para el crecimiento del mercado?

RJ: La integración de las "ómicas", la transcriptómica, la proteómica y la metabolómica ofrece una comprensión integral de cómo los bioestimulantes interactúan con las vías fisiológicas de las plantas para mejorar la resiliencia contra el estrés ambiental. Los avances recientes subrayan el potencial de las tecnologías ómicas para analizar las intrincadas interacciones entre los bioestimulantes y las respuestas de las plantas a nivel molecular.

Por ejemplo, los análisis transcriptómicos han arrojado luz sobre las vías por las cuales los bioestimulantes modulan la expresión genética, lo que mejora la tolerancia al estrés, la absorción de nutrientes y la salud general de las plantas. Los estudios proteómicos complementan aún más estos hallazgos al identificar proteínas específicas cuya expresión se altera en respuesta a la aplicación de bioestimulantes, lo que ofrece información sobre los mecanismos funcionales que subyacen a una mayor resiliencia de los cultivos. La metabolómica, al perfilar la amplia gama de metabolitos afectados por los bioestimulantes, proporciona una visión holística de los ajustes metabólicos que experimentan las plantas para combatir el estrés abiótico. Este enfoque no sólo ayuda a identificar las vías metabólicas influenciadas por los bioestimulantes sino también a identificar posibles biomarcadores de tolerancia al estrés.

Este enfoque holístico, impulsado por las ómicas, representa un cambio de paradigma en las prácticas agrícolas, avanzando hacia estrategias más sostenibles y eficientes para garantizar la seguridad alimentaria frente al cambio climático. La aplicación de tecnologías ómicas no solo mejora nuestra comprensión de las interacciones entre bioestimulantes y plantas, sino que también allana el camino para el desarrollo de bioestimulantes de próxima generación que puedan abordar con precisión los desafíos multifacéticos que plantean las tensiones abióticas.

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